Falta de concentración, baja tolerancia a la frustración y dificultad para estar en silencio. Son señales que podrían estar diciendo más de lo que creemos sobre el uso excesivo de pantallas en la infancia. El enfoque Montessori busca ser una guía para volver al centro.
Es cada vez más común ver a niños con una tablet en la mano durante el almuerzo o frente a una pantalla mientras esperan en una consulta médica. Lo que parece una solución práctica para mantenerlos tranquilos puede, en el tiempo, transformarse en una desconexión profunda de su propio mundo interior. La pregunta no es solo cuántas horas pasan frente a la pantalla, sino qué tipo de experiencias se están perdiendo mientras tanto.
Montessori como camino para volver al presente
Paulina Bobadilla, directora de Casa de los Niños del Colegio Epullay, lleva tres décadas trabajando con niños y ha notado un cambio claro en las aulas:
“Muchos niños muestran una necesidad constante de estímulos externos, se frustran si algo no es inmediato o les cuesta estar en silencio. Les cuesta jugar libremente o simplemente quedarse quietos, y eso está muy ligado al tiempo frente a pantallas”.
Desde la pedagogía Montessori, el objetivo no es eliminar la tecnología, sino devolverle su lugar. Bobadilla explica que un entorno preparado, donde los niños pueden elegir sus actividades y trabajar a su ritmo, promueve una reconexión con ellos mismos. Actividades como el juego del silencio o la manipulación de materiales sensoriales sin pantallas, buscan devolver la atención al momento presente y fortalecer la autorregulación.
“Se trata de volver a conectarse con el propio cuerpo, la respiración, el entorno. Y de aprender a disfrutar de la calma”, dice la experta.
El rol de la familia en la reconexión
En casa, también hay formas de apoyar este proceso. Lo primero: establecer límites claros con la tecnología. Pero no como castigo, sino como oportunidad.
“Modelar un uso consciente de los dispositivos es clave. Mostrar que también los adultos pueden y deben desconectarse”, afirma Bobadilla.
Entre las recomendaciones concretas:
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Favorecer el juego libre sin pantallas
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Crear espacios con materiales sensoriales, libros, arte
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Priorizar la conversación y la lectura compartida
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Salir a la naturaleza
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Dejar que el aburrimiento ocurra: es ahí donde aparece la creatividad
Reconectarse con uno mismo no es una tarea rápida, pero puede ser profundamente transformadora. Para los niños, y también para quienes los acompañan. Porque en un mundo hiperconectado, enseñar a estar presentes puede ser uno de los mayores regalos.
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