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Después de una larga espera, desde enero y por cuatro meses comenzó la marcha blanca de la ley que nos permitirá exigir lo que pagamos en materia de conectividad: la Ley 21.046, conocida como Ley de Velocidad Mínima Garantizada que obliga a las compañías proveedoras de Internet a entregar al menos el 95% de la velocidad contratada.

Sin embargo, en la práctica, la alta demanda y la falta de fiscalización real ponen a prueba la efectividad de la Ley de Velocidad Mínima Garantizada ya que, hoy, más que nunca, tener un Internet confiable es esencial. El regreso a clases y la consolidación del trabajo híbrido han hecho que la red se convierta en una herramienta de alta demanda, desde videollamadas hasta plataformas educativas, sin olvidar el creciente ecosistema de hogares inteligentes que dependen de la conectividad para funciones básicas.

No se trata solo de comodidad; una mala conexión afecta la productividad, la educación y hasta la calidad de vida.

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Para garantizar su cumplimiento, el primer paso es medir correctamente la conexión. La Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) ofrece una aplicación oficial a través del sitio vmgchile.cl, para comprobar la velocidad de Internet. Sin embargo, no es suficiente hacer una medición al azar.

Para que los resultados sean válidos, hay que conectar el dispositivo directamente al módem con un cable de red y cerrar otras aplicaciones que consuman ancho de banda. También, se recomienda realizar pruebas en distintos horarios, especialmente en las horas de mayor tráfico, cuando la congestión puede afectar el rendimiento.

Si los resultados muestran que la velocidad está por debajo del umbral permitido, el siguiente paso es documentar y comparar. El respaldo es clave: la aplicación de Subtel genera informes que pueden complementarse con mediciones en plataformas como Speedtest o Fast.com. Con esta evidencia en mano, se puede presentar un reclamo formal ante la empresa proveedora.

La ley permite exigir compensaciones, como descuentos en la tarifa o mejoras en el servicio. Si la empresa no responde o no soluciona el problema, el siguiente paso es acudir a Subtel, que dispone de canales para recibir denuncias y auditar los reportes de los usuarios.

Sin embargo, no todo el problema está en las empresas. Muchas veces el mal desempeño de la red se debe a problemas en el hogar: módems desactualizados, cables en mal estado o una mala configuración de la red interna pueden afectar la experiencia del usuario.

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En un mundo donde la digitalización avanza sin frenos, no podemos permitirnos un servicio deficiente. La Ley de Velocidad Mínima Garantizada es un avance, pero de nada sirve si los consumidores no la hacen valer. Mide, documenta, reclama y exige. En la era digital, tener un Internet rápido y estable no es un lujo, sino un derecho.

Fernando Abrego
Cofundador de VeData

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